La llegada a Londres / Reservado

Caminaba por las ya conocidas calles de Londres.
Jugueteaba con mi cabello entre mis dedos a medida que mi vestimenta se entregaba a la brisa que corría entre los transeúntes. Una fragancia con aroma a violetas recorría el lugar tomada de la mano del viento. Podía distinguir ese aroma a kilómetros, seguro que mi madre rondaba cerca cuando las violetas inundaban mi aire.
Había decidido tomar un descanso del teatro, así que salí del establecimiento como tantos otros compañeros salían a fumar, pero a mi me bastaba con identificar fragancias.
Violeta, jazmín, cerezos... ¡Manzana! Éste último me recordaba a aquel viejo perfume que mi madre conservaba llamado "Nina", ese que había buscado tanto tiempo, ya era un lujo darse con esa pieza de colección que nadie tenía en su tocador ni por herencia.
Di la vuelta a la esquina, donde comenzaba a dar un poco de sol, por más extraño que ésto fuera en la ciudad londinense. Podía sentir el aroma a cemento mojado, con agua que se evaporaba con los rayos del gran astro reinante en el firmamento.
Ya en el otro lateral de la cuadra levanté la vista y vi a un joven con una hermosa niña. Ellos se parecían, así que no pude evitar sonreír ante tal escena de padre-hija. La pequeña me dedicó una mirada la cual se esfumó en cuanto su padre comenzaba su marcha hacia el otro lado de la calle. Llevaba al principio tres maletas, pero ya no, pues en sus manos tenía dos. ¡Había olvidado una!
Corrí para tomar la que faltaba con unos pasos exagerados, ya eran ademanes míos que prácticamente no podía identificar.
-¡Joven! ¡Joven! -grité.
Intenté llevarme conmigo la maleta pero era terriblemente pesada, ¡con razón la había dejado olvidada! ¡Seguramente lo había hecho con intención!
Al fin, al ganarle a la gravedad, di unos torpes pasos para cruzar la calle con la valija a cuestas. Todo intento fue trágico. Dos autos dieron bocinazos y más de tres personas comenzaron a gritarle a una joven que yacía en el suelo, sentada, ruborizada, con una maleta abierta de par en par y ropa ajena en el medio de la calle. No me sorprendía ser la protagonista de esa escena.

Apenas habia llegado al otro lado de la calle cuando a mis espaldas escuche un torbellino de ruidos en cuestion de segundos. Me quede de pie mirando todo lo que habia ocurrido. Una chica que ignoraba totalmente me habia llamado a mis espaldas y justo ahora que habia volteado para verla yacia sobre el pavimento con una de mis maletas abierta de par en par. Abri los ojos como platos al ver tal revuelo, dos hombres no dejaban de gritar mientras otros cuantos no cesaban de presionar el claxon de sus automoviles rogando por que lo que fuera que tuvieran enfrente detetiendo el paso los liberara de ese embotellamiento.

Deje caer las dos maletas que llevaba en mi brazo derecho de lleno en la banqueta mientras me aseguraba de tomar con mas fuerza aun a Nadja entre mis brazos y fui hasta donde la chica.
- Estas bien? - Pregunte estupidamente al ver como sangraba una de sus rodillas, alargue mi brazo libre para ayudarle a ponerse de pie y una vez que lo logre la conduje hasta el otro lado de la banqueta a salvo de aquella catastrofe vehicular.

- Deja la maleta, no importa, estas bien? - Le asegure al ver como miraba hacia atras donde yacia un monton de ropas regadas por doquier. Nadja empezo a llorar por aquel revuelo que se habia producido en tan poco tiempo.
- Ya mi amor, no pasa nada, tranquila.. - Intente calmarla mientras le daba un beso en la mejilla.

Off: Hahahaha insisto, me siento raro de papa XD

Reaccioné apenas cuando el joven me hizo una pregunta con respuesta un tanto obvia.
-¡Ay mi rodilla! ¡Mírala! -grité mientras miraba a las demás personas fastidiadas por lo sucedido, quería hacerles sentir culpa- ¡Ay! ¡Me duele el brazo también! ¡Aquel auto me ha chocado! -señalé al que estaba frente a mí, pero no pude hacer mucho más ya que el muchacho quería ayudarme a salir de allí.
Era más apuesto ahora que lo veía tan de cerca, también atento, quizás un poco serio para mi gusto pero nada que pudiera resistirse a mis ridículos libretos.
-Tu... maleta -señalé tímida a la calle-. No, espera, no digas eso, tu ropa interior cuelga de un espejo retrovisor exterior de un automóvil -susurré antes de ponerme de pie y correr con pasos cortos a buscar dicha prenda. Otros jóvenes reían al traerme las demás pertenencias -. Gracias caballeros, gracias. Muchas gracias, a la vuelta de la esquina podré ofrecerles más escenas, pero esta ha acabado -hice una reverencia y di media vuelta para alcanzarle las cosas al hombre que estaba con su hija-.
La niña estaba llorando mientras que su padre intentaba calmarla aunque sin mucho éxito. Sonreí ante tanta ternura.
Más allá había un puesto de flores, corrí rápidamente y tomé una.
-¡Hey! ¡Devuelve eso! ¡Al menos paga por él!
-Perdone usted gentil caballero pero no puede negarle una bella flor a tan hermosa princesa de lágrimas de azúcar y miel -recité-. Ten, oh princesa de las calles de Londres, no llores -le pedí dramática-. ¡Mira el cielo! -estallé con un grito que sobresaltó a todos los espectadores- Se ha escapado el sol para encontrar tu sonrisa, y los pájaros han volado con él mientras cantan melodías de azucenas para despertar tu voz y escuchar tu risa -mis palabras se escuchaban con la característica monotonía de un monólogo lírico hasta que de forma exagerada tosí e hice que me ahogaba hasta golpearme varias veces en el pecho-. ¡Malditas moscas londinenses! ¡Ya es la séptima vez que me sucede! -todos comenzaron a reír y a retomar sus respectivos caminos- Ya no tienes excusa para llorar pues una sonrisa se te ha escapado -le dije mientras me acercaba para colocarle un sombrero que había entre las cosas de la maleta-.

Permaneci de pie mientras la chica regresaba nuevamente al lugar que habia dado origen a todo ese alboroto. No pude evitar reir ante aquella escena, la chica tomando mi ropa interior que yacia colgada del retrovisor de uno de los vehiculos, mientras el hombre no dejaba de maldecir por el embotellamiento que se habia provocado, la escena era digna de un programa comico de television y la chica digna de ser la protagonista de esta, tenia demasiada gracia.

- Ahhhh....no creo que te entienda sabes? - Dije enseguida al ver como se dirigia a Nadja con ese sombrero. - Ella no entiende una pizca de ingles, lo siento. - Dije entre risas. Incluso habia sido dificil para mi aprenderlo, tal vez se lo enseñaria a mi hija en alguna ocasion, nunca estaba de mas saber alguna otra lengua. - Pavel. - Añadi a modo de presentacion ofreciendole mi mano. - Y tu eres?

Off: Un año despues...pero seguro respondi x_x