Nueva en la Ciudad

- ¿Interesada en alguna? -le pregunté a la chica que había entrado.
Tanto tiempo en la tienda, y por fin alguien se dignaba a entrar, quizá el cartel de la puerta alejara a los clientes humanos al darse cuenta que el dependiente era un vampiro.

La chica preguntó sobre katanas, sí, tenía. Me acerqué hasta la estantería donde descansaban todas ellas, y las señalé- aquí estan -sonreí.
Una chica, vampira, comprando armas. Solía ser extraño ver a un vampiro con armas, sus dientes eran más que suficientes la mayoría de las veces- ¿te persiguen muchos? Me refiero a cazavampiros -explique, solo por si las moscas.

Deporte...
- Oh, yo también hago otro típo de deporte... -pensé mi amado deporte, solo se podía practicar con mujeres, y no abundaban muchas por la zona.
Agarré otra katana y la saqué de su funda muy lentamente- esta tambien es bonita -choché las dos.

Off: haha, re-cerdo me quedó! [eso es un intento de argentino, no soy de allí xddddd]
tardaré un poco en contestar, estoy haciendo el horario para mañana O_O

OFF: deporte con mujeres? mmm... lucha en el lodo? XD

ON:
No pude evitar escuchar su pensamiento. Estaba distraída y se me había pasado.
¿Lucha en el lodo? pensé y me reí.
- Esta también es bonita. - me dijo, desenfundando una.
- mmm... me gusta más esta. - le dije, mirando la primera. - Pero... no sé. -

Off: naah, se nota que tu mente no es tan verde ni perturbada como la mia O_O xdddd

On:

Pareció no convencerle la que había sacado- caprichosas las mujeres -puse mis ojos en blanco y la guardé.
- Creo que si quieres ser mi clienta deverás decirme tu nombre -excusas, siempre en mí.

Sonreí cuando imitó mi voz y le miré con odio, que después se convirtió en una carcajada.
- Yo soy Rivers, Daniel Rivers -imité al famoso 007, ¿quien no conocía a Bond, James Bond?- Pero por ser tú, me puedes llamar Dan -volví a sonreir.
Luna, Chiara, prefería Lunita, quedaba mas... cuco. Si, esa era la palabra.

Enarqué una ceja cuando me dí cuenta que no me sacaba el ojo de encima, y se me escapó una sonrisa divertida, parecía una humana a punto de morir por un ataque al corazón al verme aparecer en su cama a media noche (?).
Agarré la katana- vale... -la llebé hasta el mostrador y la dejé sobre la mesa. Empecé a limpiarla por encima- esto lo ago por culpa de varios clientes quejicas -le informé- serán 50, viene desde china, y le tengo aprecio -de regalo le ofrecí mi numero de teléfono- por si... necesitas cambiarla -sonreí.

- A... diós -acabé la palabra cuando ella estaba fuera de la tienda.
Era muy guapa, y me daba la ligera impresión que ella tambien pensaba lo mismo de mí. Sus miradas y sonrisas la delataban.
Al rato, volví con mis cosas.