De cazerìa
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De cazerìa
Tal como se había pronosticado un huracán toco los puertos de España provocando que una terrible lluvia azotara la mitad del país. “una tormenta eléctrica y lluvia como no se ha visto en décadas” decían los medios de comunicación y entre rizas y sarcasmo continuaban la nota “les recomendamos permanecer en casa y alerta”, justo después aparecían comerciales de los principales centros nocturnos y recomendaciones por parte del presentador acerca de los mejores lugares donde pasar una noche salvaje llena de emociones, y porque no, una posible víctima.
Tal y como era de esperarse ningún vampiro hiso caso a las advertencias, de hecho, se registro una gran afluencia de vampiros de todo el mundo, que como si se tratara de un evento deportivo inundaban los aeropuertos, estaciones de tren, carreteras y muchos otros llenaban los caminos y calles peatonales pues llegaban caminando o corriendo. No había bar o night club que no estuviera lleno de vampiros sedientos de sangre y diversión, extasiados por la posibilidad de peligro y deseando poner a prueba sus habilidades sobrenaturales.
-malditas criaturas, creen que nada les puede pasar-
Pensé en voz alta mientras observaba desde mi auto la entrada de uno de los night clubs más exclusivos y famosos del país.
-espero que nunca olviden esta noche.-
Saque una caja negra del maletero, la puse en mis piernas y la observe por un rato. Dentro había una jeringa con una droga nueva que alteraba mis funciones vitales, mi apariencia y mi aroma, para poder pasar desapercibido entre los vampiros. Era bastante mas efectiva que las drogas que había fabricado antes sin embargo aun quedaban algunos detalles en cuanto al olor de la sangre, pues los vampiros más experimentados aun podían percibir el aroma. Solo esperaba que mi plan contemplara todos los posibles fallos.
Esperaba que la gran concentración de individuos junto con los aromas mesclados de la tormenta sirvieran para poder ocultar el poco aroma que me delatara. De no ser así tendría que recurrir a otras tretas para salir librado.
Tome la jeringa y sin pensarlo me inyecte en el cuello su contenido. Pasaron 15 segundos y comencé a sentir los efectos de la droga; mis músculos se tensaron, mi respiración comenzó a acelerarse, un sudor frio recorría mi frente, y un dolor insoportable crecía en mi pecho. Trate de controlarme para no llamar la atención pero el dolor era demasiado. Durante 60 segundos me retorcí de dolor en mi asiento, entonces el dolor ceso. Con el aliento agitado mire el retrovisor y vi como mi piel estaba blanca como la muerte, sentía un frio atroz y el ritmo de mis latidos había disminuido notable mente. Saque unos lentes de contacto azules y unos colmillos falsos. Encendí un cigarrillo y baje lentamente del auto.
Permanecí un momento parado bajo la lluvia, escanee todo a mi alrededor esperando no haber llamado la atención. Satisfecho comprobé que mi presencia había pasado inadvertida, comencé a caminar hacia el nigth club. En la entrada había un vampiro bastante grande, seguramente era rastreador. Esa clase de establecimientos siempre utilizaban rastreadores para la entrada, de esa forma evitaban la entrada de individuos no deseados. En cuanto llegue a la entrada el enorme vampiro se paro frente a mí y me dijo:
-aquí solo se puede entrar con invitación-
Levante mi mirada y de una de las bolsas de mi abrigo saque un pequeño frasco con sangre dentro
-que te parece esta invitación-
El vampiro soltó un soplido y me respondió con un gesto de drogadicto en el rostro.
-ese aroma es inconfundible, entre tantos olores es difícil identificar uno tan tenue, pero sin duda es inconfundible.- en su rostro se podía ver la impaciencia- Si no hubieras salido del auto en 30 segundos yo mismo habría ido a investigar de donde provenía ese olor a humano-
-ahora ya lo sabes. Mate al humano aproximadamente hace tres horas y guarde un poco de sangre para después.-
Le abrí mi abrigo y le mostré 7 botellas idénticas a la que le acababa de dar.
El vampiro sonrió, le di una botella y me dijo –puedes entrar.-
Dentro era tal y como lo esperaba, decenas de vampiros hipnotizados por el ambiente. La música y las luces hacían sentir que todo era posible en ese lugar, lo que no estaba nada lejos de la realidad. Camine hacia la barra donde el alcohol que en otras épocas habrían llenado los estantes había sido sustituido por botellas de sangre. En las etiquetas se podían leer nombres de animales exóticos, o mesclas sintéticas creadas en los laboratorios.
-Sé lo que está pensando- dijo el cantinero acercándose a mí.
-tranquilo no leo la mente, simple mente es que siempre hace la misma pregunta-
-¿hay sangre humana?- le dije a la vampiro antes que pudiera terminar la frase.
-exacto. Los humanos ya no son tan fáciles de encontrar, y algunos consideran que embotellar su sangre nos quita la esencia-
Sonreí por la ironía de su comentario. Gire sobre mi asiento y me tope con los ojos azules y profundos de una vampiresa.
Tal y como era de esperarse ningún vampiro hiso caso a las advertencias, de hecho, se registro una gran afluencia de vampiros de todo el mundo, que como si se tratara de un evento deportivo inundaban los aeropuertos, estaciones de tren, carreteras y muchos otros llenaban los caminos y calles peatonales pues llegaban caminando o corriendo. No había bar o night club que no estuviera lleno de vampiros sedientos de sangre y diversión, extasiados por la posibilidad de peligro y deseando poner a prueba sus habilidades sobrenaturales.
-malditas criaturas, creen que nada les puede pasar-
Pensé en voz alta mientras observaba desde mi auto la entrada de uno de los night clubs más exclusivos y famosos del país.
-espero que nunca olviden esta noche.-
Saque una caja negra del maletero, la puse en mis piernas y la observe por un rato. Dentro había una jeringa con una droga nueva que alteraba mis funciones vitales, mi apariencia y mi aroma, para poder pasar desapercibido entre los vampiros. Era bastante mas efectiva que las drogas que había fabricado antes sin embargo aun quedaban algunos detalles en cuanto al olor de la sangre, pues los vampiros más experimentados aun podían percibir el aroma. Solo esperaba que mi plan contemplara todos los posibles fallos.
Esperaba que la gran concentración de individuos junto con los aromas mesclados de la tormenta sirvieran para poder ocultar el poco aroma que me delatara. De no ser así tendría que recurrir a otras tretas para salir librado.
Tome la jeringa y sin pensarlo me inyecte en el cuello su contenido. Pasaron 15 segundos y comencé a sentir los efectos de la droga; mis músculos se tensaron, mi respiración comenzó a acelerarse, un sudor frio recorría mi frente, y un dolor insoportable crecía en mi pecho. Trate de controlarme para no llamar la atención pero el dolor era demasiado. Durante 60 segundos me retorcí de dolor en mi asiento, entonces el dolor ceso. Con el aliento agitado mire el retrovisor y vi como mi piel estaba blanca como la muerte, sentía un frio atroz y el ritmo de mis latidos había disminuido notable mente. Saque unos lentes de contacto azules y unos colmillos falsos. Encendí un cigarrillo y baje lentamente del auto.
Permanecí un momento parado bajo la lluvia, escanee todo a mi alrededor esperando no haber llamado la atención. Satisfecho comprobé que mi presencia había pasado inadvertida, comencé a caminar hacia el nigth club. En la entrada había un vampiro bastante grande, seguramente era rastreador. Esa clase de establecimientos siempre utilizaban rastreadores para la entrada, de esa forma evitaban la entrada de individuos no deseados. En cuanto llegue a la entrada el enorme vampiro se paro frente a mí y me dijo:
-aquí solo se puede entrar con invitación-
Levante mi mirada y de una de las bolsas de mi abrigo saque un pequeño frasco con sangre dentro
-que te parece esta invitación-
El vampiro soltó un soplido y me respondió con un gesto de drogadicto en el rostro.
-ese aroma es inconfundible, entre tantos olores es difícil identificar uno tan tenue, pero sin duda es inconfundible.- en su rostro se podía ver la impaciencia- Si no hubieras salido del auto en 30 segundos yo mismo habría ido a investigar de donde provenía ese olor a humano-
-ahora ya lo sabes. Mate al humano aproximadamente hace tres horas y guarde un poco de sangre para después.-
Le abrí mi abrigo y le mostré 7 botellas idénticas a la que le acababa de dar.
El vampiro sonrió, le di una botella y me dijo –puedes entrar.-
Dentro era tal y como lo esperaba, decenas de vampiros hipnotizados por el ambiente. La música y las luces hacían sentir que todo era posible en ese lugar, lo que no estaba nada lejos de la realidad. Camine hacia la barra donde el alcohol que en otras épocas habrían llenado los estantes había sido sustituido por botellas de sangre. En las etiquetas se podían leer nombres de animales exóticos, o mesclas sintéticas creadas en los laboratorios.
-Sé lo que está pensando- dijo el cantinero acercándose a mí.
-tranquilo no leo la mente, simple mente es que siempre hace la misma pregunta-
-¿hay sangre humana?- le dije a la vampiro antes que pudiera terminar la frase.
-exacto. Los humanos ya no son tan fáciles de encontrar, y algunos consideran que embotellar su sangre nos quita la esencia-
Sonreí por la ironía de su comentario. Gire sobre mi asiento y me tope con los ojos azules y profundos de una vampiresa.
Santiago Biachentto- Cantidad de envíos : 128
Fecha de inscripción : 20/09/2009
Re: De cazerìa
Una catástrofe climática se avecinaba en las costas de España. Los vampiros andaban de revuelo. Víctimas, sangre... catástrofe que tapase sus líos. Era obvio.
Había pensado, tal vez aprovechar esa noche para ver el accionar de los vampiros me ayudaría a entender por que me sentía tan rara entre ellos.
Quinientos años y aún así sentía que no encajaba en ese mundo.
Había una gran reunión de vampiros o algo así en un bar... Muchos vampiros. Tal vez consiguiese información útil.
Había como un frío en el ambiente, esa sensación característica que era difícil de lograr. El ambiente que se consigue cuando ningún humano anda alrededor. Ningún aroma, ningún latido, cero calor.
Estaba sentada en la barra, tratando de actuar con naturalidad cuando algo me llamó la atención. La presencia de los vampiros me entorpecía los sentidos pero sentía algo más.
Junto a mi taburete había un hombre de espaldas hablando con el cantinero. Esa voz, ese pelo... Su piel... Percibía un aroma muy escondido pero no... era imposible. ¿Él?¿Ahí?
Como si hubiese leído mi mente volteó hacia mi. Mis ojos azules se quedaron clavados en su mirada. Pálido, casi frío y callado... Hacía mucho tiempo había un latido muy fuerte en él y latía para mí. Recordaba a la perfección ese sonido pero ahora no se oía. ¿Quíen lo había hecho?
No pensé en ese instante sólo me incliné y lo abracé. Su piel era casi tan fría como la mía pero no era igual...
Apreté mis brazos en torno a sus hombros suspirando con alivio. Hablé disimuladamente a su oído de modo que solo él pudiese escucharme.
- Te extrañé, Santiago. -
Había pensado, tal vez aprovechar esa noche para ver el accionar de los vampiros me ayudaría a entender por que me sentía tan rara entre ellos.
Quinientos años y aún así sentía que no encajaba en ese mundo.
Había una gran reunión de vampiros o algo así en un bar... Muchos vampiros. Tal vez consiguiese información útil.
Había como un frío en el ambiente, esa sensación característica que era difícil de lograr. El ambiente que se consigue cuando ningún humano anda alrededor. Ningún aroma, ningún latido, cero calor.
Estaba sentada en la barra, tratando de actuar con naturalidad cuando algo me llamó la atención. La presencia de los vampiros me entorpecía los sentidos pero sentía algo más.
Junto a mi taburete había un hombre de espaldas hablando con el cantinero. Esa voz, ese pelo... Su piel... Percibía un aroma muy escondido pero no... era imposible. ¿Él?¿Ahí?
Como si hubiese leído mi mente volteó hacia mi. Mis ojos azules se quedaron clavados en su mirada. Pálido, casi frío y callado... Hacía mucho tiempo había un latido muy fuerte en él y latía para mí. Recordaba a la perfección ese sonido pero ahora no se oía. ¿Quíen lo había hecho?
No pensé en ese instante sólo me incliné y lo abracé. Su piel era casi tan fría como la mía pero no era igual...
Apreté mis brazos en torno a sus hombros suspirando con alivio. Hablé disimuladamente a su oído de modo que solo él pudiese escucharme.
- Te extrañé, Santiago. -
Luna Chiara Di Domenico- Cantidad de envíos : 210
Fecha de inscripción : 08/09/2009
Edad : 34
Localización : Italia
Re: De cazerìa
No podía creerlo. Esperaba ver rostros familiares, quizás algún vampiro con el que hubiera tenido algún encuentro, pero… no esa clase de encuentro.
Sentí sus fuertes brazo rodear mi cuerpo- echaba de menos ese dolor- dije con una sonrisa.
Me aparte de ella un poco para poder mirarla a los ojos – de todos los lugares donde esperaba verte, este era el ultimo. No recuerdo que este fuera tu ambiente. – hice una breve pausa y continúe hablando – meda mucho gusto verte.-
Sentí sus fuertes brazo rodear mi cuerpo- echaba de menos ese dolor- dije con una sonrisa.
Me aparte de ella un poco para poder mirarla a los ojos – de todos los lugares donde esperaba verte, este era el ultimo. No recuerdo que este fuera tu ambiente. – hice una breve pausa y continúe hablando – meda mucho gusto verte.-
Santiago Biachentto- Cantidad de envíos : 128
Fecha de inscripción : 20/09/2009
Re: De cazerìa
Continué abrazándolo, casi se me hacía imposible soltarlo del gusto que me daba verlo.
- No es para nada mi ambiente. - dije, en voz baja. - Pero trato de encajar así que... me vendría bien saber un poco de que va esto. -
Respiré aliviada, aún cuando no me hacía falta. Me daba gusto verlo también. Desde... que nos habíamos separado, no nos habíamos vuelto a ver... Me hacía falta, había dejado un gran vacío que no podía llenar con nada.
Observé la perfección de sus facciones tratando de descubrir algo más debajo de eso.
- ¿Quién fue? ¿Quién te convirtió? - dije, casi enojada.
¿Adeline estaría detrás de esto? Arrebatarle su condición de humano, que monstruosidad pero... por otro lado era... una barrera menos que debía cruzar a la hora de estar con él.
- No es para nada mi ambiente. - dije, en voz baja. - Pero trato de encajar así que... me vendría bien saber un poco de que va esto. -
Respiré aliviada, aún cuando no me hacía falta. Me daba gusto verlo también. Desde... que nos habíamos separado, no nos habíamos vuelto a ver... Me hacía falta, había dejado un gran vacío que no podía llenar con nada.
Observé la perfección de sus facciones tratando de descubrir algo más debajo de eso.
- ¿Quién fue? ¿Quién te convirtió? - dije, casi enojada.
¿Adeline estaría detrás de esto? Arrebatarle su condición de humano, que monstruosidad pero... por otro lado era... una barrera menos que debía cruzar a la hora de estar con él.
Luna Chiara Di Domenico- Cantidad de envíos : 210
Fecha de inscripción : 08/09/2009
Edad : 34
Localización : Italia
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